Atocha, torres gemelas y las casualidades
Estamos terminando septiembre, qué lejos quedan las vacaciones ¿Acaso existieron? A finales de agosto disfrutamos en familia de unos días en Madrid, recuerdo que paseando por la calle Atocha, busqué el número 55. Allí en 1977 tuvo lugar un atroz atentado contra abogados laboralistas. Manuela Carmena, una de las mejores alcaldesas que ha tenido la ciudad, pudo haber muerto en ese despacho aquel 24 de enero de 1977. El atentado fue sobre las 22:00 horas, antes hubo un cambio de agenda, el equipo de Carmena que tendría que realizar la reunión en el despacho del número 55 cambió de sitio por cuestión de espacio. Cuando los pistoleros entraron en el 55, Manuela Carmena estaba en el otro despacho situado en el número 49. Lo que seguramente tomaría como un engorro de última hora le salvó la vida.
Mi amigo Natxo Orbe me envió una publicación de Jorge Inda en Linkedin que también habla sobre casualidades y que hoy quiero compartir aquí.
Después de los atentados del 11 de septiembre, una empresa que tenía sus oficinas en el World Trade Center invitó a sus ejecutivos y empleados que por alguna razón habían sobrevivido al ataque, para compartir sus experiencias.
Aquellas personas estaban vivas por las razones más simples. Pequeños detalles como estos:
- Al director de una compañía se le hizo tarde porque era el primer día de guardería de su hijo;
- Una mujer se retrasó porque su despertador no sonó a tiempo;
- A uno se le hizo tarde porque se quedó atascado en una carretera en la que había un accidente;
- Otro superviviente perdió el autobús;
- A alguien le tiraron comida encima y necesitó tiempo para cambiarse;
- Uno tuvo un problema con su coche, no arrancó;
- Otra ¡tuvo un bebé! y
- Otro no consiguió un taxi.
- Pero quizá la historia más impresionante fue la de un señor que se puso un par de zapatos nuevos esa mañana, y antes de llegar al trabajo le había salido una ampolla. Tuvo que parar en una farmacia para comprar una tirita y por eso está vivo hoy.
Todo esto nos lleva a pensar: cuando nos cambien una reunión de sitio; estemos en un atasco; perdamos el ascensor; una cola tarde más de lo necesario… cuando algo nos desespere sería interesante decirse: este es el lugar exacto en el que debo estar en este preciso momento...
La próxima vez que tu mañana te parezca alocada; los niños tarden en vestirse; no logres encontrar las llaves del coche, te encuentres todos los semáforos en rojo... no te enojes ni te frustres, podrías estar esquivando el destino de un atentado ;)
Estás en el lugar correcto, a la hora exacta.
Buen fin de semana,
Gorka “casual” Fernández Mínguez
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PD: Esta semana en el podcast Conversacines hablamos sobre libro y película Názarín. Te invito a escucharlo.
PD2: En el blog educativo el lunes escribí sobre Altas Capacidades.
Crédito de la imagen: Gerd Altmann en Pixabay