CUENTO: El trench
Juró que le escribiría todas las semanas. Adrián volvió a su puesto en el frente del Ebro, estaban a punto de llegar a Gandesa. Había vuelto tras cuatro meses en el pueblo convaleciente por una herida en brazo izquierdo. Poco le costó adaptarse a la crudeza del frente, llevaba tiempo guerreando.
Se apoyó en uno de los sacos que se amontonaban en la trinchera, se quitó la siroquera, desabrochó la camisa, cogió el lápiz y comenzó a escribir la primera de las prometidas cartas.
Querida Milagros:
Llevo seis días aquí. Te echo de menos, no puedo vivir sin ti…
Mientras escribía silbaban las balas. Concluyó.
...me tengo que despedir, siempre te quiere: tu soldado Adrián.
Guardó la carta en el trench y cogió su mosquetón Mauser.
Espero que estos escritos que te he presentado este último mes te hayan gustado tanto como a mí escribirlos.
En septiembre sigo. De momento, agosto dejo descansar a tu buzón de correo.
Disfruta de la playa, montaña o ciudad. Donde quiere que pases este verano.