Al cabo de dos semanas me iba de viaje de estudios de tercero de BUP a Torremolinos era el flamante año 1992, fui a casa de mis abuelos a comer, me habían dicho que me darían la propina para el viaje, andaba cortito e iba a ser una ayuda. Cuando entré en el portal me encontré una cartera de mano bastante grande. La cogí. Cuando llegué a casa de mis abuelos me metí en el baño y abrí la cartera, había 16.000 pesetas y 20 dolares en varios billetes. Después, claro, encontré los carnets de identidad, conducir y demás documentación personal. Comprobé que era del vecino de arriba, un tipo raro y seco a la par. Les comenté el hecho a mis abuelos y les dije que mi intención era subirle la cartera, “haces lo correcto” me dijeron. Subí, me abrió el mismo sujeto rancio que en las fotos de carnet no sabía lo que era una sonrisa. Estaba como desencajado, afectado diría yo por una ronda de chiquitos que se le había ido de las manos. Le enseñé la cartera y le dije “es tuya”. Respiró profundamente y la cogió. Creo recordar que dijo “gracias” pero estoy en dudas. Agarró la cartera y se adentró en su casa diciendo “aquí está”, mientras cerraba la puerta. Sin más, ni un billetito de mil, ni una moneda de quinientas a ese joven de 17 años que le había salvado la vida. Obviamente no tenía que darme nada, tan solo las gracias. Hice lo correcto, pero muchas veces pensé cuando estaba en la costa del Sol lo bien que me hubiesen venido esos billetes.
Do the right think, así se dice en anglosajón hacer lo correcto. Aunque nos cueste la ética debe primar nuestras acciones. Me gusta mucho ese refrán “mejor una vez colorado que ciento amarillo”. A veces hay que hacer lo correcto, decir lo que tenemos que decir, lo que nos manda el corazón, porque la cabeza se puede perder en análisis.
Buen fin de semana,
Gorka “correctísimo” Fernández Mínguez
Tal cual. Aunqueca veces la tentación te tienjte, nunca mejor mucho. Cuestioón de valores, tb te digo. Y de conciencia tranquila. Aunque la respuesta del otro no se ajuste a lo esperado.