Dos revelaciones en Semana Santa
Tiene unos años pero no deja de sacarme una sonrisa. Vaya, cómo pasa el tiempo. El vídeo del monje intentando abrir un libro dejando atrás la época del pergamino, no tiene desperdicio.
Esta Semana Santa he tenido dos revelaciones que quiero compartir contigo, la segunda tiene que ver con la tecnología y el paso del tiempo, la primera se refiere a una experiencia que tuve el pasado domingo, antes de ayer. Vaya, cómo pasa el tiempo.
Este pasado domingo de Resurrección viendo los estados de WhatsApp, descubrí que mi prima Raquel Basurto estaba de visita por Navarra, lo supe porque subió una foto de la ermita de la Virgen Santa María de Eunate (del euskera Ehun-ate = cien puertas, en Navarra también hay euskera). Esta ermita tiene planta octogonal (en similitud con la estructura del Templo del Santo Sepulcro de Jerusalén), solo hay tres en España de estas características y las tres se creen que pertenecieron a la orden de los Templarios. Dos de ellas se encuentran en el camino de Santiago (Eunate y Torres del Río) la tercera es la Iglesia de la Vera Cruz de Segovia.
Eunate tiene un claustro abierto cuyo suelo lo forman cantos rodados de río, cuando llegas allí como peregrino (yo llegué en 2004) la tradición dice que para entrar en la ermita tienes que dar tres vueltas en nombre de cada una de las personas de la Santísima Trinidad y hay que hacerlo DESCALZO. Lo primero que piensas es “joooder, qué dolor”. Lo que aparentemente es una tradición se convierte en bendición. Después de dar esas tres vueltas los pies están más descansados. Las piedras han masajeado nuestros pies estimulando la circulación y reactivando nuestras plantas tras la caminata, en realidad son pocos días los que se han andado desde Roncesvalles o Donibane Garazi (etapa anterior desde donde empecé yo), pero lo cierto es que antes los peregrinos venían de más lejos.
El Jueves Santo, como dije por aquí, salí portando un paso en Écija, concretamente el Confalón. Proporcionalmente nos tocará a cada uno unos veinticinco kilos sobre un hombro, yo cargo sobre el izquierdo. En el vídeo que enlazo no te percatas de un detalle importante, vamos descalzos. Hace unos años en una parte del recorrido pusieron los mismos cantos rodados que hay en Eunate. Nos llevamos las manos a la cabeza, pero este año me he dado cuenta de que esos chinos son un bálsamo, no una tortura, a pesar de que llevemos poco tiempo andando desde nuestro convento de la Victoria. Si soy sincero, duele más cuando voy sin paso que con él. Quizá sea porque con el peso (esos veinticinco kilos) el masaje es más activo.
La segunda revelación fue en el barrio Chinatown (Londres). Esta pasada Semana Santa hicimos nuestro primer viaje en familia al extranjero de Viernes de Dolores a Martes Santo.. Cuando paseábamos por Chinatown vimos algo que se repetiría en diferentes puntos de la ciudad, un músico urbano pedía una aportación vía TPV. Me pareció increíble.
El jueves en la iglesia de Santiago en Écija vi otro TPV para recoger limosna. Me pareció impresionante. Así, con aquellos momentos, me di cuenta de que el mundo está cambiando. Quizá los cambios paulatinos que se han ido dando no me parezcan tan revolucionarios, como un TPV pidiendo dinero. Me di cuenta de que este mundo ha cambiado mucho en dieciocho años desde que hiciese el Camino de Santiago. Fue como una revelación.
También me percaté de que hay tradiciones que tienen una explicación mucho más allá del hecho en sí, como te expliqué hace dos semanas hablando sobre Semana Santa.
Las vueltas a Eunate tienen su sentido, hasta que no vi el estado de Raquel no lo asocie a las piedras de Écija durante la estación de penitencia. Quizá el TPV también lo tenga aunque como el monje del pergamino me cuesta entenderlo, ya no suena la moneda cuando haces la aportación. Vaya, cómo pasa el tiempo.
Buen regreso a la actividad normalizada.
Un saludo:
Gorka “perplejo” Fernández Mínguez
PD: Te dejo otro vídeo en el que sí se aprecia el detalle de los pies descalzos, este está grabado este año 2022: