El estado de ánimo de la rana
Seguro que conoces el experimento de la rana:
Si pones una rana en una olla hirviendo lo lógico es que de inmediato salte e intente escapar, si es que antes no muere.
Pero, ¿qué pasa si pones la rana en agua a temperatura ambiente y muy, muy lentamente la vas calentando hasta que comience a hervir?
Una creencia popular dice que la rana se quedará tranquila, sin darse cuenta de que el agua se está calentando.
El aumento de la temperatura será tan sutil que su cuerpo se irá adaptando al cambio, hasta que finalmente muere hervida, casi sin darse cuenta (fuente: BBC).
Con el estado de ánimo ocurre lo mismo que en el caso de la rana. Los cambios en el ánimo son tan pequeños e imperceptibles que casi no lo notamos. Nuestro estado de ánimo puede haber ido disminuyendo paulatinamente en los últimos años sin darnos cuenta.
Sin duda de nuestro estado de ánimo provienen las ganas de luchar, la fuerza para perseverar, la ilusión por hacer cosas nuevas, la alegría, el optimismo, la esperanza, el entusiasmo.
Personalmente mi ánimo en preparar la oposición a la que me presenté en junio fue decreciendo. No me enfoqué para nada en el objetivo y obviamente se vio el resultado. Para el próximo ciclo de dos años espero tomármelo de otra manera, por lo menos esa es mi intención.
Es fácil estar contento cuando las cosas van bien, el mérito está en hacerlo cuando no van tan bien. A mí el curso pasado me costó. Hay una frase que dice “no se sabe quien nada desnudo hasta que baja la marea”.
El estado de ánimo, comúnmente, ni lo elegimos, ni lo controlamos. Una posibilidad de intervenir en el diseño de los estados de ánimos es siendo conscientes de los mismos. Quizá ahora esté tomando conciencia.
Los estados de ánimo son constitutivos de la existencia humana.
No se puede concebir la existencia humana sin aceptar que estamos, inevitablemente, en algún tipo de estado de ánimo.
Hay gente que se levanta con energía y humor por las mañanas. Los biorritmos nos condicionan. Humberto Maturana sostiene que las emociones y los estados de ánimo son predisposiciones para la acción. Dependiendo del estado de ánimo en que nos encontremos, ciertas acciones son posibles y otras no. Si estamos en desconfianza se estrechan las posibilidades de coordinar nuestras acciones con las de alguien. En un estado de entusiasmo se amplía nuestro horizonte de acciones posibles en el futuro.
Los estados de ánimo condicionan la forma en la que efectuamos esas acciones.
Cuando conversamos es importante asegurarse de que el estado de ánimo de la conversación sea el adecuado para lograr lo que se espera que esa conversación produzca. En el curso pasado en mí predominó un estado de ánimo lacónico, sobre el que planeaba la incapacidad para ponerme a estudiar la oposición. Nuestros estados de ánimo son como lentes a través de los cuales observamos el futuro. Para mí, el examen era un futuro negro. Ahora es pasado. Toca reflexionar: qué hay que cambiar para entusiasmarme con la oposición o con la vida en general, para cambiar el estado de ánimo.
No me queda otra que ser sincero conmigo mismo.
Gorka “rana Gustavo” Fernández Mínguez
PD: Esta semana he vuelto a participar en el podcast Conversacines con mis amigos Chus y César, hablamos sobre el libro y la película Capitanes intrépidos.