¿Es blanca España?
“Espana es blanca” me di cuenta de que esa pintada estaba ahí un día que iba a refrescarme con una cerveza al bar habitual. Recordé lo que hacía poco me había dicho mi hija “Aita, mi amigo X me ha dicho que los moros se tendrían que ir a su país”. Me bloqueé y decidí dejar la respuesta para más adelante. Unos días después estábamos en Gasteiz en casa de Murgia, madre de Nayib. Creo haber hablado de él en alguna otra ocasión, Nayib es un saharaui que nació en Barakaldo en 1999 y al que conozco y he visto crecer desde entonces. Lo considero mi hermano y por tanto es el osaba (tío) de mi hija e hijo. Candela así lo considera, para ella es su osaba Nayib. Llegamos a casa de Murgia y después de descalzarnos entramos en el salón, hablamos, nos pusimos al día, vimos el vídeo de la boda de Takio que también estaba allí junto a sus hermanas Guismula, Maglaha y Nayat, solo faltaba Chej. También estaban los pequeños Takio y Blel hijos de Guismula. Candela no paraba de jugar con ellos. Sacaron unos pinchitos de cordero. Candela probó uno de los tres tés, creo que fue el segundo, el dulce como el amor. Cous cous para comer, ni una gota de alcohol obviamente. Una velada increíble. Me acerqué a Candela y le dije “¿Sabes que tu amigo X quiere echar a toda esta gente, incluido al osaba Nayib, de aquí?” Me miró y dijo algo así como que “¿te crees que no lo he pensado?”.
Para mí una de imágenes icónicas de los pasados juegos olímpicos, además de Gabriel Medina el surfer sobre la ola, fue la escena del podio en el que deportistas de las dos Coreas y China se hicieron un selfie.
El deporte y la amistad está por encima de conflictos y prejuicios. Creo que el racismo y la sin razón se cura mezclándonos por eso valoro que un colegio será más rico cuanto mayor sea su variedad cultural (me acuerdo de la conversación que tuve con Miguel Rosa en el podcast El recreo). El instituto en el que está mi hija y su amigo X desafortunadamente no tiene tanta variedad, aunque recuerdo cuando trabajé en Lepe que había muchas nacionalidades y también un grupo de jovenes con un discurso xenófobo ¿Qué podemos hacer ante eso? Sigo pensando que esos jóvenes deben ver a sus iguales de otras culturas como personas, hablar con ellos, tomarse un té o dos, si no haremos que nuestras identidades asesinas nos destruyan.
Así precisamente se llama un libro de Amin Maalouf, Identidades asesinas, en el que podemos leer: la identidad es en primer lugar una cuestión de símbolos, e incluso de apariencias. Cuando en una asamblea veo personas cuyo apellido suena parecido al mío, que tienen el mismo color de piel o iguales afinidades, aun iguales en enfermedades, puedo sentirme representado por esa asamblea. Me une a ella un “hilo de pertenencia”, un hilo que puede ser fino o grueso pero cuya existencia advierten enseguida quienes tienen la identidad a flor de piel.
Quien tiene la identidad a flor de piel se atreve a escribir en una pared que España es blanca, es cuando menos irónico que lo plasme precisamente en una pared andaluza donde la mezcla y el color de piel es afortunadamente tan variado.
Buen fin de semana.
Gorka “multicultural” Fernández Mínguez