La importancia de la palabra dada
El pasado viernes 8 de marzo estuve en Aznalcóllar (pueblo de la provincia de Sevilla) recogiendo los alimentos no perecederos que los tres colegios de la localidad habían juntado en solidaridad con el pueblo saharaui. Esa pasta, aceite, conservas, arroz, productos de higiene femenina, incluso miel trajo algún alumno… tienen como destino los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia).
El curso pasado trabajaba en el colegio Cruz Blanca de Aznalcóllar. Cuando llegó febrero les planteé sumarnos a la campaña Caravana por la Paz que se realiza en todo el estado y que aquí en la provincia de Sevilla coordina la asociación solidaria con el pueblo saharaui de la capital hispalense. Contacté con Fatimetu, una amiga saharaui que vive en Aznalcóllar, y dimos una charla. Juntamos a las clases de quinto y sexto, pusimos el precioso cortometraje Lalia; Fatimetu les habló sobre las condiciones de vida en los campamentos de refugiados y sobre la necesidad de ayudar con la recogida de alimentos. Fue un éxito, la valoración fue muy positiva y me comprometí a hacerlo extensible a los otros dos colegios del pueblo. Contacté con sus responsables y nos emplazamos a septiembre, con el nuevo curso, para planificar la campaña de febrero de 2024. En septiembre cogí un día de libre disposición y acudí al ayuntamiento, hablé con el alcalde con la intención de implicar también a esta institución. Pensé en hacer una presentación de la campaña con un representante saharaui, hablé con los tres directores de los tres centros y quedé en ponerme en contacto con ellos a la vuelta de las vacaciones de Navidad. En octubre tuve en mi vida un tsunami que movilizó mis cimientos personales, me divorcié. Durante unos meses dejé de coordinar el club de lectura que llevaba, no participaba en el podcast Conversaciones, dejé de escribir esta newsletter, dejé de hacer muchas cosas. Sabía que tenía pendiente la campaña saharaui pero no me veía con ganas de nada. La última semana de enero Luismi, el director del CEIP La Zawiya me llamó preguntando sobre cómo lo íbamos a hacer. En la llamada hubo un silencio tenso, tuve ganas de decirle que dadas las circunstancias no la llevaríamos a cabo, pero… había dado mi palabra. Un valor importante de la cultura vasca es la palabra dada; estoy construido en esa cultura y le contesté que claro, que empezabamos a montar la campaña. Llamé a los otros dos directores para comentarles que realizasen la recogida de alimentos a lo largo de febrero, hablé con Juan, solidario histórico de La Algaba y concretamos el viernes 8 de marzo como día de recogida, tenían más de un mes para recoger alimentos. Juan pidió a la asociación sevillana la furgoneta y fuimos colegio por colegio recogiendo los alimentos. Llenamos la furgoneta. Se recogió muchísima comida, la comunidad educativa de Aznalcóllar tiene que estar orgullosa por su solidaridad.
Los centros tienen interés en saber que la comida llega, para empezar enviamos un vídeo del almacén en el que dejamos sus alimentos, les explicamos cómo se clasifica la comida y les comentamos que podrían hacérselo llegar a las familias. El próximo 17 de abril iré a dar una charla con Alien, un saharaui de veinte años, niño de acogida de Juan y que vive en mi pueblo. Pasaremos por los diferentes centros educativos y hablaremos sobre cómo llega la comida que llevaron al colegio. Intentaremos que cuando los camiones lleguen a los campamentos nos envíen alguna foto para poder mostrársela. Puedo asegurar que llega, que las organizaciones solidarias con el pueblo saharaui nos encargamos de comprobar que la comida llega a sus destinatarios.
Me embarqué en esta campaña, a pesar de que no tenía muchas ganas, no solo porque les di mi palabra a los tres centros educativos si no porque hace años se la di a los saharauis, les prometí que estaría con ellos hasta la victoria final y lo hice no porque sea vasco (eso es circunstancial) si no porque soy un hombre de palabra, no como otros mamarrachos.
Gorka “Luali” Fernández Mínguez
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PD: Hoy me apetecía enviarte la newsletter en martes, no me aguantaba más.
PD2: Muchas veces cuando nos encontramos mal debemos darnos un pequeño empujoncito para movilizarnos. A mí me sirvió de mucho realizar esta campaña de recogida de alimentos. He recuperado todo lo que dejé aparcado por el tsunami, bueno… todo, menos la coordinación del Club de Lectura Conversalibros que ahora lo llevan fantásticamente, mejor que yo lo hice, varias compañeras lectoras.
PD3: Las fotos son: la que preside el artículo del colegio Cruz Blanca y más abajo de la furgoneta hasta arriba de comida y del colegio La Zawiya, del cole La Erilla no sacamos foto y eso que su recogida fue espectacular.
PD4: Hace tiempo que no te enlazo el podcast Conversacines. Los dos últimos fueron sobre El apartamento y La extraña pareja.