La ira pasa factura
El mes pasado leí el libro “Meditaciones” de Marco Aurelio en él encontré esto: es preciso tener mucho cuidado de no irritarse con los hombres, y con el mismo cuidado alabarlos. Son dos excesos contrarios a la vida social y que pueden ser dañinos. Al momento de sentirte enfadado, no olvides que es indigno del hombre dejarse arrastrar por la cólera, y que la paciencia y la dulzura son las cualidades al mismo tiempo más humanas y más fuertes. Indican vigor, coraje y energía, y no se puede decir lo mismo de la cólera y el despecho. Cuanto más se aproxima la paciencia a la impasibilidad, mayor es su fuerza. Si la tristeza es un signo de debilidad, la cólera es otro.
Este curso me estoy acercando mucho a la filosofía estoica y me está deparando buenos resultados. Creo que mantener una actitud cercana a lo expresado por autores como Marco Aurelio, Séneca o Epicteto es de lo más saludable. En otra ocasión hablaré sobre el libro “Cómo ser estoico” de Massimo Pigliucci, si quieres acercarte a las ideas del libro puedes ver la charla de este doctor en Filosofía italiano en la cuenta de Aprender Juntos en Youtube titulada “Estoicismo: una filosofía de vida”.
Expresar tu emoción, entre ellas la ira, es opcional. Se puede convertir en una elección y podemos generar el hábito de controlarla. Será difícil pero podemos elegir la calma sobre la ira. La clave está en preguntarte ¿cuál de las elecciones es más productiva? Todos conocemos a alguien que se enfada por todo y sabemos que con su ira no ayuda a nadie, de hecho se suelen empeorar las cosas.
Nadie sale ganando ante la rabia desbocada. ¿A quién le gusta recibir los gritos de otra persona? ¿A quién le gusta sentir que el enfado le puede?
Tanto si eres quien se descontrola agresivamente como si eres quien la recibe, sabes bien el desgaste emocional que implica y el vacío que deja a su paso.
La ira es ese cúmulo de enfados que han sido amordazados y reprimidos durante un tiempo, y que empujan compitiendo por salir a la mínima excusa o frustración que encuentren.
Efectos negativos de la ira:
La ira continuada perjudica seriamente tu salud física.
La ira te resta facultades cognitivas.
La ira hace que te tengan miedo.
La ira contamina la comunicación.
La ira origina más ira.
En definitiva, una ira mal gestionada produce efectos devastadores en tu salud física, emocional y social, porque puede perjudicar, a veces irreversiblemente, tus vínculos.
Para finalizar, recordar lo que escribió Séneca: la ira ni siquiera es útil contra el enemigo, porque en la guerra se consigue más con la serenidad, la reflexión y la estrategia, mientras que la ira favorece las derrotas. En el caso de injusticias o atentados contra la familia, en vez de la ira son más útiles la piedad y la virtud, que llevan a actuar con calma y diligencia.
Buena semana,
Gorka “estoico” Fernández Mínguez