Navidad relativa
La fecha del calendario es relativa. Hoy es 25 de diciembre porque se decidió en base al calendario gregoriano que así fuese. Además la significación que damos a este día se debe a una concreción cristiana, el nacimiento de Jesús, pero para más de medio mundo hoy es un día como otro cualquiera. A lo largo de nuestra vida hemos ido dando significado a estas fechas: ayer nochebuena, hoy Navidad. Si no fuesen tan importantes no echaríamos de menos a quienes algún día las celebraron con nosotros y ahora no están. Fiestas alegres pero cargadas de melancolía. Escribió Victor Hugo que la melancolía era la felicidad por estar triste. Esta frase condensa nuestros sentimientos actuales, vivimos con cierta felicidad un periodo del año que se nos hace particularmente triste. Motivo, cultural. Culturalmente estamos programados para celebrar estos días en familia, si esa familia nos falta la echamos de menos. También hay una serie de cuestiones importantes que si no se dan estos días nos resulta atípico: decoración de nuestros hogares, preparación de banquetes con comida y bebidas copiosas...
Waine Dyer en su libro Zonas erróneas nos cuenta que el progreso depende de seres que son innovadores, que rechazan los convencionalismos y modelan sus propios mundos. Nos conmina a aprender, a resistirnos a la enculturización y a las influencias que nos presionan para que nos sometamos. ¿Qué es la enculturación? También llamado endoculturación, consiste en el proceso mediante el cual las generaciones más adultas incitan, inciden u obligan a generaciones más jóvenes a adoptar modos de pensar y comportamientos tradicionales.
Ayer tenías la opción de sentarte a cenar unos simples huevos fritos con chorizo, quizá alguien lo hiciese resistiéndose así a lo establecido. De esta forma esta persona no dio rienda suelta a la melancolía. Echó de menos a sus familiares ausentes de una forma normalizada, como lo hace a lo largo del año. Considero potente lo que Dyer explica porque resistiéndose a ser enculturizado se imprime a la persona más libertad, eximiéndola de los debes sin sentido y de los alocados deberías. Quizá el ejemplo con la Navidad sea bastante radical, pero desde la radicalidad se entiende el proceso. Aplícate esto a las pequeñas cosas cotidianas, tener que hacer algo porque es tradición, acudir a una cena de empresa porque así es todos los años, comer langostinos cuando a ti lo que te gusta son los huevos fritos… Uno no tiene que ser siempre como espera que uno sea el ambiente cultural que nos rodea.
Resistirse a ser enculturizado viene a ser tomar tus propias decisiones, llevándolas a buen puerto de la forma más eficiente y serenamente posible. Pero no consiste en realizar esta resistencia de forma ostensible, no servirá de nada. No nos podemos resistir a la idea de que reglamentos tontos, tradiciones y políticas necias no desaparecerán jamás, pero tú no tienes forzosamente que ser parte de ellas. No te centres en la idea navideña, descéntrate y piensa otras situaciones en las que puedas encogerte de hombros mientras los otros siguen a las ovejas del rebaño. Si la prole quiere actuar así, pues perfecto para ella, pero no para ti. Dyer termina escribiendo:
Armar un lío es casi siempre la mejor manera de atraer la ira y crearte obstáculos. Todos los días te encontrarás con muchas oportunidades en las que será más fácil evitar sencillamente las reglas en vez de organizar un movimiento de protesta. Tú puedes decidir el tipo de persona que tú quieres ser, o la que los demás quieren que seas. Esto depende de ti. Virtualmente todas las ideas que han producido cambios en nuestra sociedad fueron en uno u otro momento rechazadas desdeñosamente y muchas de ellas fueron también ilegales. Todo progreso implica una oposición violenta, pues es un insulto a los viejos reglamentos que ya no tienen vigencia. La gente ridiculizó a los Edison, Henry Ford, Einstein y Wright, hasta que éstos triunfaron. Tú tendrás también que enfrentarte con desprecios y desdenes cuando empieces a oponerte a las reglas y políticas sin sentido.
No me queda otra que desearte una feliz existencia, cuidado con el ácido úrico.
Qué conste que no estoy en contra del espíritu navideño, mi pretensión es constatar que nos podemos resistir a cualquier tradición si no nos llama la atención, ya sea la Navidad o la de tirar una cabra por el campanario.
Buena semana y feliz año nuevo,
Gorka “desenculturizado” Fernández Mínguez
PD: El domingo que viene me doy vacaciones, será la primera semana desde marzo que no te enviaré un correo en esta newsletter. Seguiré la próxima en un año nuevo.
PD2: Me gustaría saber qué te está pareciendo esta newsletter. He preparado una encuesta con solo cinco preguntas cerradas, no tendrás que escribir solo puntuar. Te llevará no más de dos minutos. Te agradecería que la completases. Pincha aquí para acceder a ella.
PD3: Esta semana hemos realizado el último episodio del año del podcast Conversaciones, hablamos sobre la película La jungla de cristal.