No pensar nunca en la muerte
El otro día tuve una sesión con un alumno de cuatro de primaria que estaba muy triste, le pregunté qué le pasaba. Me decía que nada, le pregunté si tenía algún problema con algún compañero y rompió a llorar. En esta ocasión mantuve un silencio acogedor. Finalmente me dijo que tenía miedo a morir, que la muerte le daba miedo. Me comentó que hacía unos años había muerto su abuela y que aún la echaba de menos. En este caso no es conveniente asegurar que nos vamos a morir de viejos, que no hay que preocuparse, porque no es así. Le dije que la muerte era inevitable, que era lo único seguro que existía en este mundo, todos nos vamos a morir algún día, pero que lo que debemos hacer es vivir de la mejor de la formas, disfrutar de la vida. Le expliqué el concepto de mantra y le dije que podíamos buscar uno para cuando le viniesen pensamientos negativos sobre la muerte. Solo no conseguía elaborar una frase que le sirviese. No quería hacérsela yo, pero le ayudé. Le di el inicio, a ver termina esta frase: “La vida es…” completó con “tan bonita”. Ya teníamos el mantra: “la vida es tan bonita”. Le preguntaré si lo ha utilizado. Seguimos hablando sobre la muerte y la vida, es sorprendente la capacidad que un niño de nueve años puede tener para hablar de temas profundos, a veces rehuimos temas trascendentes porque creemos que no van a ser capaces de entender pero tienen su propia idea del asunto. Le puse la canción de Mayte Martín titulada “No pensar nunca en la muerte”, seguimos charlando.
Últimamente he pensado bastante en la muerte, imagino que en las crisis personales, estoy pasando por una, es lo habitual.
En diciembre fui a Madrid a la cena anual que tenemos los tres que hacemos el podcast Conversacines, fui en coche solo. Me gusta viajar solo, supone un momento interesante para escuchar algún podcast pendiente, alguna charla de YouTube y sobre todo música en Spotify. Incluso para hacer llamadas pendientes, este pasado fin de semana he ido a Burgos y he tenido unas conversaciones interesantísimas que me han aportado mucho, tanto a la ida como a la vuelta. Cuando conduzco los pensamientos van y vienen, se dan momentos mágicos en los que un pensamiento se asocia a la canción que toca en la lista de reproducción. Por la Mancha, cuando me dirigía a Madrid, en un momento en el que pensaba en la muerte apareció Mayte Martin con la citada canción no pensar nunca en la muerte. Rompí a llorar y a cantar gritando mientras las lágrimas caían, afortunadamente nadie me adelantó. En medio de ese llanto empecé a decir “¡A vivir!”. Terminó la canción y sobre la siguiente yo seguía gritando “¡A vivir!”. Se convirtió en mi nuevo mantra, ahora cada vez que tengo un pensamiento invasivo o vuelvo a darle vueltas al tema de la muerte me digo “¡A vivir!”, a veces añado “…intensamente”. En la página esyoga nos cuentan que el propósito principal de los mantras es alterar la conciencia y centrar los pensamientos y emociones. Se busca mejorar el autocontrol, alcanzar la paz interior. Te animo a que busques un mantra y te lo repitas cuando necesites centrar los pensamientos. A mí me funciona.
Buen fin de semana,
Gorka “guadaña” Fernández Mínguez