Palabras para Candela
Lucía vivía en una chabola en la zona minera vizcaína, no sabía apenas leer con casi catorce años años que tenía. Venía todos los días a clase. Un día le conté la historia de una chica llamada Lucía a quien un antiguo novio le había escrito un poema, aquel chico aún la quería e incluso el mismo día de su boda, con otro hombre, la llamó para confesarle lo que aún sentía por ella. Le di el poema, a times new roman doce puntos. Lucía, la de la zona minera, leyó aquel poema despacito, pasaron los días y cada vez lo leía con más fluidez. Llegó el día en que declamaba aquel verso de memoria.
El último día de clase de aquel lejano curso le dije:
Lucía, tienes que escuchar esto.
En la pantalla se proyectaba un vídeo de Youtube con la canción “Lucía” de Joan Manuel Serrat. Cuando comenzó “vuela esta canción, para ti Lucía…” sus ojos se me posaron con una ternura, difícil de olvidar. Esas miradas grandilocuentes son las que echo de menos, ahora que no trabajo con adolescentes.
Así empecé uno de los capítulos de mi primer libro Aprende y disfruta, la música muchas veces me ha llevado a la poesía. El caso por excelencia es la canción Palabras para Julia cantada por Paco Ibáñez. Me cautivó aquella canción, la volví a escuchar en diversas versiones, la que más me gusta es la de Falete. Por aquel entonces ya sabía que era un poema de José Agustín Goytisolo que había dedicado a su hija Julia. Cuando supe que yo iba a ser padre de una niña rebauticé el poema como Palabras para Candela, lo que escribía el poeta pensando en su hija me lo apropié para la mía porque es un poema tan profundo y elocuente del que hay que echar mano en tiempos difíciles, le serviría a Candela.
Me encanta la estrofa:
La vida es bella tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor tendrás amigos.
Pero el arranque es brutal:
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Ese aullido interminable perturbaba un poco a su hija Julia, la escuché hablar en el programa de Juan Carlos Ortega llamado La mitad invisible. El periodista disecciona el poema con la protagonista, Julia. No tiene desperdicio.
Fue una canción que ayudó a mucha gente privada de libertad por las dictaduras latinoamericanas, un auténtico canto a la esperanza que hoy quería traerte por si no lo conocías y te puede servir.
Buen fin de semana:
Gorka “poético” Fernández Mínguez