Sabina mintió, Borges no
En Comala comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no deberías volver.
“Peces de ciudad” Joaquín Sabina
No es cierto.
Este verano he ido a dos sitios en los que fui feliz y aunque me invadió la melancolía, fui nuevamente feliz.
El pasado 6 de julio estuve en Pamplona, en víspera de San Fermín. La ciudad estaba exultante. Para que te hagas una idea de la gente que había, estaba saturada la cobertura de los móviles. Volvimos a estar de fiesta sin móviles.
Desde 2007 no estaba en el txupinazo, fui solo en bus desde Barakaldo. Conozco gente en Pamplona, el día anterior quedé con una amiga pamplonica, les daría una sorpresa al resto. Tenía un familiar de Sevilla que estaba en la ciudad y tenía la intención de quedar con él también. No pudo ser. No lo localicé.
Charangas y txistularis por las calles, baldes de agua que caían de los balcones. No llegué a entrar en el meollo de la fiesta que se encontraba en la Plaza del Ayuntamiento. Me quedé en los aledaños disfrutando de los rincones de una ciudad que me cautivó en 1992, primera vez que viví sus fiestas. Fui feliz paseando en el comienzo de la fiesta de las fiestas.
Un mes después, el 3 de agosto, visité Somalo. Una casa en la que se realizan colonias, campamentos y campos de trabajo. En mi adolescencia fui a varias de esas colonias. Quienes acudíamos a grupos de fe en diferentes colegios Salesianos de la inspectoría norte durante el curso, convivíamos durante diez días en esta casa situada muy cerca de un pueblo riojano llamado Uruñuela. Hacía treinta años de la última vez que fui a Somalo.
Si tengo algún Shangri-La particular este está en Tosantos (Burgos), donde pasé la primera quincena de agosto. Se encuentra a media hora de Somalo. El primer día de mi estancia en Tosantos coincidía con el último del campamento en el que estaban como monitores Aitor Gutierrez “Guti” y Enrique Jiménez “Quique”. Días antes les pregunté si podía hacerles una visita. Volver a Somalo. Volver a ser feliz. Como he dicho, nos juntábamos (y se siguen juntando) gente de varios colegios Salesianos, personas en un periodo vulnerable, a efectos emocionales, adolescentes. Varios años: grupos, dinámicas, ginkanas, eucaristías comunitarias, la caza del zorro… Llorábamos al finalizar aquellos maravillosos diez días.
Fuimos felices.
Entre aquellas personas que compartimos momentos inolvidables había un grupo de pamplonicas. Ellas me presentaron Pamplona, me enseñaron a idealizarla, a convertirla en un anticomala, en un sitio en el que fui feliz y al volver, aunque todo parezca diferente, nada me impide seguir siéndolo.
Volvamos atrás, a aquel 6 de julio, cuando sin móvil busqué por lugares de antaño a mis amigas pamplonicas y las encontré. Seguían siendo mis amigas treinta años después. Con Laura o Pili había mantenido contacto, incluso quedamos a tomar un café cuando pasé por Pamplona haciendo el Camino de Santiago, pero a Aitziber o Izaskun hacía treinta años que no las veía. Después de treinta años volví a tener esa sensación universal de ver a alguien después de mucho tiempo y darte la impresión de que todo sigue igual. Ser feliz junto a ellas.
Me quedo con lo que cantaba Mercedes Sosa en su canción de las simples cosas: uno vuelve siempre a los viejos sitios, donde amó la vida y entonces comprende como están de ausentes las cosas queridas y termino dando la razón a Borges, él no mintió cuando dijo: “La amistad no necesita frecuencia, el amor sí, pero la amistad no”.
Buen fin de semana, por La Algaba estamos de feria.
Gorka “anticomalas” Fernández Mínguez
PD: Hemos vuelto a retomar la actividad en el podcast Conversacines. Esta semana hablamos sobre la película Uno de los nuestros. Recuerdo que la siguiente será Nazarín y que en el grupo de Telegram t.me/conversalibros estamos haciendo una lectura conjunta del libro de Galdós.
PD2: También ha vuelto el programa de televisión La azotea algabeña, en el primer episodio de la temporada pude hablar con Enrique Tristán, un tendero a la antigua ausanza pero muy moderno.
PD3: Cada lunes intentaré escribir sobre educación en mi blog Complementaria. El 11S arranqué con Acompañar asesorando individualmente.
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