Somos personas
Llueve y llueve en Lepe. Personas que viven en chabolas o tiendas de campaña se quedan sin sitio donde dormir. Sin duda estamos insensibilizados ante las tragedias como esta o como las que se dan en el mar con las personas que quieren llegar a Europa, oímos hablar de cifras de naufragios sin inmutarnos.
El pasado día 15 de marzo un tuit me llamó la atención, citaba la noticia cuyo titular era Mueren 44 subsaharianos en el naufragio de su patera en el Atlántico cuando trataban de llegar a Canarias, la persona en cuestión matizaba retuiteando “44 personas”. Me sobrecogió el hecho, la primera lectura “44 subsaharianos” se convertía para mí en algo habitual, pero ese matiz del tuitero anónimo apuntando que eran personas, aunque evidente, me sobrecogió.
Son personas.
La asociación de apoyo al pueblo saharaui de mi pueblo, La Algaba, ha hecho una colecta de comida para enviar a los campamentos de refugiados. A pesar de que se apunta que los alimentos deben ser no perecederos, la solidaridad lleva a que también se aporten cosas como leche, que tiene menos margen de caducidad. En total, dos grandes cajas de alimentos que no se podían enviar al desierto ¿Qué hacemos con ello?, pensamos. Alguien propuso enviarlo a los migrantes de Lepe que habían sufrido un incendio en los asentamientos y ahora tenían un albergue. Como yo vengo a Lepe los lunes a trabajar me traje las dos cajas. Ese mismo día las llevé al centro de día de ASNUCI, la ONG que gestiona la ayuda a migrantes en Lepe. Me ayudaron Abdelilah y Zeidú, el primero marroquí. Por un momento pensé: qué curioso, un marroquí beneficiándose de la solidaridad con el pueblo saharaui.
Independientemente de lo que haga el gobierno marroquí, él es una persona.
Hoy decenas de inmigrantes en Lepe viven a la intemperie tras unas prolongadas tormentas. Pero como no lo vemos…
Hace una semana, con el tema de la calima, puse en Instagram una historia en la que sobre una foto de una tormenta del desierto en los campamentos de refugiados saharauis escribí que deberíamos tener un poco de empatía con el pueblo saharaui que lleva 46 años soportando las inclemencias del desierto que a nosotros nos ha manchado nuestro coche dos o tres días. Tareq, un alumno marroquí que tuve hace quince años y que tiene una peluquería en Barakaldo, puso un emoticono de tristeza. Cruzó el estrecho, malvivió en la calle, prosperó poco a poco, se reconoce marroquí y entiende lo que es vivir en el desierto, empatiza con el pueblo saharaui a pesar de que su país esté en guerra con él.
Es una persona.
¿En qué momento perdimos la ternura de ser sencillamente personas?
Decía Roger Miller “algunas personas caminan bajo la lluvia, otras simplemente se mojan”. Otras además de caminar y mojarse son olvidadas en el barro, no dejo de preguntarme cómo dormirán hoy decenas de migrantes en los asentamientos de Lepe. Por cierto, el ayuntamiento poco hace.
Si quieres saber sobre la situación de los migrantes en Lepe sigue a la asociación ASNUCI en twitter (@asnuci).
Un abrazo solidario, para ti que eres persona:
Gorka Fernández Mínguez