Subir al monte con depresión
Siempre andamos buscando la estabilidad, a veces es cómo la utopía que continúas hacia el horizonte y se aleja. Pero como dijo Galeano nos sirve para avanzar. No te he dicho antes pero me encanta subir las montañas, he subido varias veces a la cima del Mulhacén, he ollado cumbres en Pirineos y hubo un tiempo en el que asiduamente paseaba por los montes vascos. Desde el año 2000 al 2014 ininterrumpidamente subí hasta la cruz del Gorbea el día 31 de diciembre. He leído sobre montaña, te recomiendo “Conquistadores de lo inútil” de Lionel Terray.
Lo que daría cualquier persona aficionada al montañismo por encontrar la cámara de Mallory, uno de los objetos más codiciados. En 1924 Irvine y Mallory intentaron llegar a la cumbre del Everest. No se sabe si estos dos alpinistas llegaron hasta la cumbre o no y lo cierto es que existe una posibilidad de salir de dudas. Si encontramos la cámara de Mallory. Este montañero escocés subió (o no) hasta la cumbre de la montaña más alta del planeta con una cámara de fotos, en ella están aún (o no), sin revelar, las fotos de la cumbre. Bajando del Everest, Mallory e Irvine mueren y con ellos desaparece la cámara, concretamente una “Kodak vestpocket Model B”.
El Everest tiene 8848 m de altitud, como sabes es la montaña más alta del planeta. En 1999 los restos de Mallory fueron hallados, a 8.160 metros en la vertiente norte. Mallory prometió a su mujer dejar una foto suya en la cumbre, cuando hallaron el cuerpo dicha foto no apareció, a pesar del excelente estado de conservación del cuerpo y de los objetos recuperados, como las gafas de sol, guardadas en un bolsillo (lo que indicaba que probablemente hubiese fallecido de noche). El asunto es que Mallory no tenía la cámara que podía certificar la primera ascensión de la historia al Everest. Se supone que la cámara la tenía Irvine, cuyo cuerpo aún no ha aparecido.
Una montañera de bandera es Edurne Pasaban. Esta tolosarra en colaboración con Josep María Pinto escribió el libro titulado “14 veces 8.000” donde se narra la carrera hasta completar las cimas de los catorce ochomiles, trece de ellas sin oxígeno y el Everest con ayuda del Oxígeno. Hay que decir que la primera mujer en subir los catorce ochomiles sin oxígeno fue Gerlinde Katenbrunner. Como he apuntado, Edurne Pasaban subió con oxígeno hasta la cumbre del Everest, obviamente por ser la más alta es complicada su ascensión sin bombonas de este vital elemento.
En su libro nos cuenta cómo subió y cómo fueron las expediciones a esas catorce cumbres planetarias, pero también se sincera con su nefasto estado anímico durante la realización del proyecto. Todo un ejemplo de superación. En el capítulo titulado Tocando Fondo nos dice que pasó por una depresión. Edurne Pasaban no solo es un ejemplo de deportista, lo es de ser humano. Seguramente hayas oído hablar a la montañera sobre la importancia de una buena la Salud Mental (recuerdo que este pasado lunes se ha celebrado el día internacional de la Salud Mental con el lema “Dale like a la Salud Mental. Por el derecho a crecer en bienestar”). Reconoció abiertamente haber tenido depresión e incluso ideas suicidas. Me gusta la frase que pusieron en un bosque de Japón llamado Aokigahara. Para que te hagas una idea este parque es el segundo sitio del mundo donde más gente se suicida después del puente de San Francisco. Ese cartel preventivo dice así: “Tu vida es un hermoso regalo de tus padres. Por favor piensa en tus padres, hermanos e hijos. No te lo guardes. Habla de tus problemas” Tras colocar estos carteles se redujo sustancialmente el número de suicidios, y es que tiene toda la razón: la vida es un regalo, y los regalos no se devuelven.
Pasaban habla en el libro sobre su estancia en un psiquiátrico, y de cómo salió e incluso dejó las pastillas. Ascendió su ochomil más complicado. Todos tenemos ochomiles que escalar diariamente, como Edurne en el Himalaya o en su día a día ¿Cuál es tu ochomil? ¿Qué es lo que te ayuda a salir del pozo?
Si no lo encuentras, búscalo. Cuídate, cuida tu Salud Mental.
Buena semana,
Gorka “montañero” Fernández Mínguez