Este próximo domingo, día del libro, mi padre cumplirá 76 años. Felicidades papá. Mi padre es lector tardío, no lo recuerdo leer tanto como ahora. Cuando yo era un chaval no devoraba tantas lecturas. Personalmente recuerdo especialmente algunos momentos de lectura, aunque hoy no va sobre esto; en parte toca colateralmente el tema de la lectura como acción liberadora y amortiguadora emocional. Voy a ello…
Pasó la semana santa, parece que ha pasado una eternidad. Ya tenemos aquí la feria de Sevilla. La próxima semana tendré seis días festivos, dada la circunstancia de que el primero de mayo cae en lunes. En estos periodos de vacaciones me gusta quedarme en casa: en la Semana Santa disfrutar de los pasos y en la feria visitar el Real; la primavera en Sevilla es efervescente e impresionante. Eso no quiere decir que no salgamos de vez en cuando. En febrero, concretamente el 28, se celebra el día de Andalucía. Este año en casa decidimos pasar el puente yendo a la montaña. Candela y Mikel tienen ya sus años y no habían tocado aún la nieve. Fuimos a Sierra Nevada que la tenemos a unas cuatro horas de coche. Alquilamos equipo de esquí para el sábado, domingo y lunes. Creo que hacía unos veinte años que no esquiaba, en aquella ocasión en snowboard, en esta lo hice con esquís tradicionales. El sábado a pesar del mal tiempo tuvimos nuestra primera clase de iniciación, cuestas poco pronunciadas en las que practicamos las técnicas básicas de descenso. El domingo segunda clase, se empezaba a complicar. Cuando ya controlamos un poco más cogimos un remonte que nos situó en una cuesta más empinada. Me caí dos veces. Iba muy tenso y con toda la gente que había me imponía mucho respeto el hecho de poder chocar con alguien. Tengo un empeine pronunciado y las rígidas botas de esquí me hacían mucho daño, más del que habitualmente pueden hacerle a cualquier persona que se aventure en este deporte de invierno. Tuve miedo de volver a caer, de chocar con alguien, la tensión que tenía no me hacía disfrutar y el lunes decidí no coger de nuevo los esquís. Me subí a la estación para estar con la familia pero me llevé un libro y me puse a leer en la cafetería mientras ellas y él disfrutaban. El miedo me bloqueó, quiero pensar que incluso me salvó del peligro de lesionarme. Quizá el hecho de no estar en forma sea una variable que aumentó el miedo.
Como digo es bueno reconocer las emociones, por eso trabajo con mis alumnos dinámicas que permitan hablar sobre estas. La psicóloga Myriam Muñoz Polit creó el acrónimo MATEA para integrar las cinco emociones básicas: Miedo, Amor, Tristeza, Enojo y Alegría. Busqué cinco cortos de animación para cada una de las cinco emociones. Cuando me siento a realizar la actividad lo primero que pregunto es ¿Qué es para ti una emoción? y ¿Qué emociones conoces? Suelen decir únicamente alegría y tristeza. Profundizamos en el tema, les presento las cinco haciendo referencia a MATEA y seguidamente vamos viendo los cortos. Les pregunto sobre lo que habían visto en el vídeo y sobre cada una de las emociones. Insisto en que no hay emociones ni positivas ni negativas, que son simplemente eso: emociones. Todas son necesarias. Algunas nos llevan a situaciones mentales donde están presentes la tensión y el dolor pero todas tienen su funcionalidad.
Una emoción fluye desde dentro. Cuando nos llega una emoción algo cambia en nuestro cuerpo. Las emociones tienen un indudable componente fisiológico. Si bloqueamos una emoción y no la dejamos salir se dirige a nuestro interior pudiendo generar reacciones incómodas y perjudiciales. El otro día en la nieve no reprimí el miedo. Ciertamente podría haberme enfrentado a él, pero en esa ocasión no me vi con fuerzas.
Otra cuestión es el componente cultural de las emociones. Existen ciertas culturas que reprimen las emociones. He tenido las dos mejores abuelas que nadie puede haber tenido jamás, una sevillana y otra vallisoletana. A nivel emocional eran distintas, la primera andaluza jovial, a grosso modo, no se podía permitir el lujo de estar triste y la segunda recia castellana pocos alegrías se permitía. Alegría y tristeza son dos caras de la misma moneda y la represión de cualquiera de ellas es nocivo para nuestra salud, por lo menos a nivel emocional.
El mundo de las emociones es apasionante. Sin duda creo que lo fundamental es saber reconocerlas. Tómate el trabajo de analizar qué sientes, cuál es la emoción que te visita, acógela y no la reprimas por mucho que te haga perder unos euros del alquiler del equipo de ski un día en la nieve.
Buena semana del libro,
Gorka “tiritando” Fernández Mínguez
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PD1: Esta semana en el blog Complementaria he liberado el capítulo Robotizar nuestras aulas que va sobre como lo antiguo puede coexistir con lo nuevo en la escuela.
PD2: Sabes que soy un culo inquieto y que hago muchas cosas. Una de ellas fue montar un Club de Lecturas Conjuntas. Lo vinculé con Chus al podcast Conversaciones, la idea era tratar una película que se hubiese inspirado en un libro. Lo llamamos Conversalibros. Empezamos con A sangre fría en marzo de 2014. En enero de 2022 creamos un grupo de Telegram. Hacemos las lecturas los meses impares y este próximo mayo leeremos Farenheit 451 de Ray Bradbury. Te invito a leer en conjunto, a compartir tus impresiones. El grupo de Telegram es: t.me/conversalibros
PD3: Recuerda que si quieres tener en papel (o kindle) la recopilación de artículos del primer año de esta newsletter puedes adquirir el libro en Amazon: