Viktor Frankl, un hombre en busca de sentido
Diría que un libro imprescindible si quieres desarrollarte a nivel personal es el que Viktor Frankl publicó en 1946. “El hombre en busca de sentido” es un canto de esperanza desde las entrañas del mal. Narra cómo sobrevivió psicológicamente a su cautiverio en los campos de concentración en Auschwitz y Dachau. Representa un sí a la vida en condiciones extremas.
Un tema que se repetirá en mis escritos es la búsqueda de un propósito, el ejercicio de asumir una responsabilidad para con nosotros mismos y para el propio ser humano. Citando a Nietzche, quien tiene claro un “por qué” podrá hacer frente a todos los “cómo”.
Todo esto es muy bonito pero te preguntarás cómo damos sentido a nuestras vidas en la vorágine del día a día en el que aparentemente nada tiene sentido. Pues bien, no tenemos la obligación de definir el sentido de la vida en términos universales. Cada uno lo hará a su manera, partiendo desde su potencial y experiencias, descubriéndose en su día a día. Tenemos que tener en cuenta que el sentido de la vida no sólo difiere de una persona y otra, sino que cada persona tendrá un propósito vital en cada etapa de nuestra existencia. Quizá lo más importante sea que lo que nos propongamos nos confiera satisfacción y aliento para levantarnos por las mañanas y luchar por aquello que deseamos. Frankl plantea que llegamos al propósito desde tres premisas: el trabajo diario, vivir desde la esfera del amor y tener coraje en cada momento para hacer frente a la adversidad. Esto último es difícil de llevar a cabo. Mi bisabuela tuvo trece hijos de los que solo cinco llegaron a su juventud, cómo fue capaz de sobrellevar tales circunstancias y seguir siendo una mujer alegre, como buena andaluza. Yo comparto biológicamente genes de mi bisabuela pero no sería capaz de afrontar la vida de esa manera si perdiese ocho hijos. La clave no está en la biología, sino en la decisión. Tener decisión para lograr algo, superar cualquier obstáculo y luchar por aquello que deseamos en cada momento, por pequeño que sea, nos ayudará a tener claro nuestros propósitos vitales en cada etapa de nuestra vida. Ligado a la decisión se encuentra la actitud. Viktor Frankl escribió: al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino.
Las respuestas a nuestras dudas no se encuentran en el exterior. Los libros no nos explican cuál es nuestro sentido de la vida, ni la familia o amigos tienen derecho a dictarnos nuestro propósito. Ni siquiera este escrito. Todas nuestras necesidades, pasiones y objetivos existenciales están en nuestro interior, teniendo en cuenta que irán cambiando a medida que crecemos como seres humanos.
Nada es tan importante como asumir nuestra propia libertad y responsabilidad personal para definir nuestras metas, esas que haremos nuestras incluso en las peores circunstancias.
Siguiendo las palabras del propio Viktor Frankl, cada día y en cada momento tenemos la oportunidad de tomar una decisión. Esta determinará: si quedamos sujetos a las propias circunstancias o actuamos con auténtica dignidad, siendo fieles a nuestro propósito.
Gorka “propósitos” Fernández Mínguez