El pasado 28 de febrero se celebró el día de Andalucía, en mi trabajo tenemos puente, he disfrutado de unos días (de viernes a miércoles) en Euskadi. El pasado lunes comí con mi amigo Segun en Azkoitia. Me hizo un gran regalo: me propuso que le escribiese el prólogo de su próximo libro. Siempre había querido escribir un prólogo y lo haré con sumo agrado. Hablamos sobre esta newsletter y los momentos de inspiración para escribir. Pensé “¿cuándo me llegará el próximo? Necesito uno pronto para este viernes” y llegó unas horas después en la biblioteca de Bidebarrieta en Bilbao. Asistí a la presentación del libro Sahara, Herri bat erresistentzian (Sáhara un pueblo en resistencia) de Kristina Berasain, al finalizar el acto el cantautor vasco Mikel Urdangarin dio un miniconcierto con cuatro temas, uno de ellos Errefuxiatuena uno de los versos era el siguiente:
Ze ederra izango den itzulera (Qué bonito será el regreso)
Entonces pensé en escribir sobre los regresos, las vueltas a casa. Desde hace dieciséis años vivo en La Algaba (Sevilla), sigo echando de menos mi pueblo (Barakaldo) y su gente. Volver siempre agudiza la melancolía, la saudade que dicen los portugueses. En este viaje más que nunca me ha envuelto el deseo de volver. Cuando recorría los rincones barakaldeses, cuando veía sus montañas, cuando disfrutaba con los amigos… Sentía que ese es mi lugar y que estoy un poco desubicado en el sur. Quizá lo que me falte sean más relaciones sociales. Por mucho que haya hablado de la soledad y sus virtudes en otra ocasión, necesitamos de relaciones sociales somos seres sociales por naturaleza.
Si vuelvo, probablemente sea con la frente marchita. Tengo claro que no quiero perderme la adolescencia y desarrollo de mi hija e hijo. Pero quiero volver a donde nací y me formé como persona. Amo Andalucía (mi matria) y Bizkaia (mi patria). Me temo que estoy condenado a vivir con el corazón partido y con un deseo de subir, pero también de bajar cuando esté arriba. Es lo que tiene ser migrante, uno ya no es de ningún sitio y se pasa la vida volviendo, ze ederra izango zen itzulera.
Para que te hagas una idea te pongo como fue mi puente: el viernes pasé por Valladolid, fui con mis amigos del pueblo David, Fernando y mi primo Oskar a una bodega en la que también coincidimos con otro David y Gonzalo, este último un tipo al que conocí hace 30 años en fiestas de Trigueros, muy majo, como si no hubiese pasado el tiempo; el sábado fui a Las Carreras con mi primo Oskar a ver el derby municipal Abanto-Gallarta, hasta las 19:00, después fui a un txoko en Barakaldo con Arrate y antiguos compañeros de trabajo en Educación, se unió Marcos Cadenato de Tres Tizas, estuvo genial; el domingo lo pasé con Natalia y Borja en Santander; el lunes desayuné con Oier, Andrea y Luis de Jalgi adi mundura (el grupo con el que hablo en euskera los martes y sábados vía ZOOM), comí con Segundo en Azkoitia, fui a ver a su hermana Marian, psicóloga de la residencia de Azpeitia, donde me tomé un café con Mila (mi amiga de 94 años con la que practicaba el euskera hace unos años) y terminé el día en la presentación del libro que he comentado con mi hermano y mi mejor amigo Espi, para terminar el martes estuve con mi tío Rafa en Santurtzi y por la tarde con Natxo tomando una cerveza en el Palomita, por la noche cene con Kike y Susana antiguos compañeros de mi época de trabajo en hostelería.
Como para no querer volver…. También soy consciente de que son vacaciones que la vida a diario sería distinta.
Un fuerte abrazo. Mañana, ya estamos en marzo. Tempus fugit.
Gorka “Gardel” Fernández Mínguez
Hace un tiempo entrevistaba Hernán Casciari a Pedro Mairal. Pedro recientemente había cambiado Buenos Aires por Montevideo, y contaba su experiencia. Y Hernán le preguntaba: "¿está bueno vivir en Uruguay?", a lo que Mairal respondía: "cambiás de problemas".
Creo que es natural (y más en circustancias como las que estás viviendo en esta etapa) pensar en "cambiar de escenario", quizás con la expectativa de que eso nos sirva de catarsis. Y en ese proceso tendemos a idealizar esa alternativa. Pero como bien dices, no es lo mismo vivirlo "de vacaciones" que en el diario.
Al final, como suelen decir los anglosajones... "wherever you go, there you are".
Cómo somos los humanos, eh... siempre anhelando aquello que no tenemos, hasta que lo conseguimos... y entonces anhelamos lo que dejamos atrás.
¡Te entiendo perfectamente!...