Cocer a fuego lento y tomarse la vida a sorbitos
Ya estamos en marzo y se cumple un año de esta newsletter llamada El timbre del desarrollo personal. El tiempo va moldeando nuestra vida. No es una magnitud que pueda alterarse, el tiempo es el que es, otra cosa es la percepción que tenemos sobre el mismo.
Vivimos una época en la que lo queremos todo para ya, nos cuesta vivir de una forma armónica. En el desarrollo personal, en el dolor o sufrimiento por algún acontecimiento personal, el tiempo es vital. El duelo, por ejemplo, se cuece a fuego lento. La experiencia personal me dice que para resolver situaciones complicadas es mejor tomar aire y reposar.
Esta newsletter nació con la inquietud de activar mi hábito de escritura, poco a poco fue tomando forma de libro. Me ilusionó la idea de publicar los artículos escritos a lo largo de este año, en Amazon está el resultado.
Tenemos en casa una avería en el grifo del baño, gotea. Hasta su reparación hemos puesto un vaso que va acumulando gota a gota el agua que no queremos desperdiciar. Cuando vuelvo del trabajo el vaso ha rebosado. A simple vista podemos pensar que el vaso se ha llenado rápido, pero se ha tomado sus horas para ello.
Hace quince años tuve un problema de salud importante, por aquí lo conté. El estrés hizo que me rompiese y estuve de baja nueve meses. Me costó recuperarme. Ahora, considero que tengo una vida exitosa, por muchas razones; la fundamental porque junto a Elena hemos construido una buena familia. A pesar de las dificultades.
Me rompí. El proceso de curación fue lento, no como en las escenas de las películas que en dos minutos la vida del protagonista pasa a conseguir todo lo que se proponía. El tiempo, gota a gota, va poniendo las cosas en su sitio.
A vivir que son dos días, además de un gran programa de radio, es una frase con trampa que nos invita a apresurarnos, nos contagia una prisa que no siempre es necesaria.
Este año no me he puesto un número concreto de libros para leer, en algún sitio escuché que en estos tiempos prima más decir qué se ha leído, que leer en sí. De ahí los resúmenes de libros para no perder el tiempo. Se descarta saborear la lectura. Vivimos en un tiempo en el que se nos empuja a olvidar que hay actividades con las que, en su pausado ejercicio, el tiempo se gana, conquista y enriquece.
Este curso trabajo en dos municipios sevillanos: Guillena y Aznalcóllar. Se da la circunstancia que en este último pueblo vive una amiga saharaui que conocí en Barakaldo, Fatimetu. Cuando tengo alguna tarde de reuniones en el colegio voy a comer a su casa. Allí el tiempo se para. Salem, su marido, empieza a hacer té, en una ceremonia pausada, vamos degustando los tres tés: el primero amargo como la vida, el segundo dulce como el amor y el tercero suave como la muerte. Hablamos como si estuviésemos bajo la lona de una jaima en la hamada argelina. Todo fluye con una lentitud propia del desierto. Llego a las reuniones de la tarde renovado.
El pasado lunes, 27 de febrero, se cumplieron 47 años de la proclamación de la República Árabe Democrática Saharaui. El pueblo saharaui sigue esperando lentamente que le devuelvan su territorio, último pendiente de descolonización en el continente africano. El proceso es lento, pero llegará el ansiado día de la liberación. Teniendo en cuenta lo que me dijo Nayib en el coche cuando estuve a punto de perder el avión, te aconsejo que te tomes la vida a sorbitos.
La lentitud tiene efectos secundarios positivos.
Buena semana, por aquí es más corta tanto lunes como martes hemos tenido fiesta por el día de Andalucía.
Gorka “prosaharaui” Fernández Mínguez
PD: Esta semana en mi blog recojo la experiencia de estudiantes de Bizkaia que fueron de viaje de estudios a los campamentos de refugiados saharauis. Tuve la suerte de entrevistarlos antes y después del viaje. Este capítulo forma parte del libro Aprende y disfruta.