Victor Küppers y vivir la vida con sentido
Conocí a Victor Küppers al llegar de casualidad a su charla TED en Andorra la Vella, me cautivó su soltura y su forma de comunicar. Hace unos años leí su libro Vivir la vida con sentido. En este correo me gustaría acercarte alguna de las anécdotas y curiosidades de ese universo Küppers.
El profesor considera que somos personas grandísimas por nuestra forma de ser. Nadie nos aprecia por los conocimientos o por nuestra experiencia, nos aprecian por nuestra actitud, por nuestra forma de ser.
Nos plantea un ejercicio interesante cuando nos pide que pensemos en diferentes jefes o jefas que hemos tenido en nuestra vida profesional ¿Con cuál te quedarías? ¿Con cuál te quedarías si te piden que elijas a uno? Seguro que no lo elegirías por sus conocimientos ni por sus habilidades, lo escogerás por su manera de ser, seguro.
Insiste en que no nos valoran por nuestros conocimientos o habilidades, por los títulos que tengamos. Tú vales tu actitud, vales tu manera de ser y lo que importa, uno tiene la actitud que quiere.
Plantea una pregunta clave en el desarrollo personal ¿Cómo llega el cambio? El cambio llega cuando comienza el cambio. Quizá se tarde años en cambiar, pero no se tarda en empezar a cambiar, tú decides en este mismo instante que vas a empezar a cambiar ¡Se puede empezar a cambiar ya! Uno cambia su vida en el momento en que decide desde el corazón cambiar. El mayor esfuerzo hay que realizarlo al inicio del proceso de cambio, porque la zona cómoda tiene mucha fuerza de atracción.
También incide en plantear cómo controlamos lo que pensamos. Hay circunstancias en nuestro entorno que condicionan nuestra actitud, nuestra manera de ser, nuestro estado de ánimo. Nos recuerda lo que decía Epicteto: “No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede”. Podemos elegir deliberadamente hacernos responsables de nuestros pensamientos para continuar la vida con entusiasmo. Nosotros no controlamos las circunstancias, pero sí nuestra respuesta a ellas. Esa es la gran libertad del ser humano, ahí radica nuestra grandeza.
No podemos evitar que surjan pensamientos, pero sí podemos gestionarlos una vez que salen. Con los pensamientos ocurre como con las malas hierbas. No podemos evitarlas, pero una vez que surgen es cuando podemos gestionarlos, decidir conscientemente seguir pensando en ello o no. Con la práctica, cada vez es más fácil controlar lo que pensamos.
Vivimos en una sociedad en la que se venden tantas pastillas… Tranquimazim, Valium, Diazepan, pastillas para dormir.
¿Y sabéis qué es lo que determina el aprovechamiento de nuestro máximo potencial? El estado de ánimo. Mantener el ánimo supone ir contracorriente, requiere un esfuerzo enorme, por eso es fácil perderlo. El ánimo se pierde progresivamente sin que lo percibamos. Ya hablé en su día sobre el estado de ánimo y el experimento de la rana.
Terminamos con una categorización. Siendo pragmáticos, ante la realidad hay tres actitudes o posturas que podemos adoptar:
Se puede ser iluso: un iluso es aquella persona que distorsiona la realidad, la modifica, la cambia a su gusto.
Ser pesimista: aquel que ve una realidad objetiva, pero decide elegir los adjetivos más negativos y adversos, que sin duda son reales, pero que son negativos.
Ser optimista: ante la misma realidad intenta buscar los adjetivos más favorables, los más positivos, y se queda con ellos.
¿Tú qué eres iluso, pesimista u optimista?
Buen fin de semana, por aquí empieza la feria este sábado.
Gorka “vividor” Fernández Mínguez